Estos son los cinco mitos sobre la fiebre infantil que una pediatra escucha día tras día en su consulta y que tiene que desmentir una y otra vez a los padres.
La fiebre es un síntoma que con frecuencia preocupa a los padres, pero lo cierto es que se trata de un mecanismo muy útil que tiene nuestro cuerpo para combatir las infecciones.
Alrededor de la fiebre hay muchos mitos y creencias populares que se van transmitiendo de generación en generación, pero… ¿Qué hay realmente de verdad en ellos? Hoy te contamos qué es verdad y qué no con respecto a cinco mitos que se escuchan mucho en la consulta de pediatría.
“Hay que bajar la fiebre alta rápidamente, o el niño tendrá convulsiones”
Las convulsiones febriles se producen en algunos niños en respuesta a la fiebre, generalmente entre los seis meses y los cinco años de vida. Hasta un 5% de los niños pueden presentar este tipo de convulsiones.
La verdad es que no hay ninguna forma de prevenirlas. No por bajar la fiebre, evitaremos que aparezcan. Por tanto, no se deben dar los antitérmicos con este objetivo, sino únicamente para disminuir el malestar del niño.
“La fiebre alta tiene que ser tratada con antibiótico”.
La mayoría de las infecciones que sufren los niños se deben a virus. Unas pocas las causan bacterias, y en estos casos, en la mayoría de los casos el pediatra te indicará que le des a tu hijo un antibiótico.
Pero la intensidad de la fiebre no quiere decir que la fiebre sea debido a una infección bacteriana. Tampoco la gravedad de la infección depende de cómo de alta sea la fiebre. Así que, de nuevo, se trata de un mito: no siempre que los niños tienen fiebre alta necesitan antibiótico para curarse.
“Para bajar la fiebre, nada mejor que poner paños fríos al niño por el cuerpo”
¡Otro mito que se oye mucho! Lo cierto es que esta práctica no está recomendada: los paños fríos producen una sensación desagradable en el niño y aumentan el malestar, cuando lo que queremos realmente es que el niño se encuentre confortable. Además, el frío puede producir al niño escalofrios, que de forma contraproducente pueden elevar todavía más la temperatura corporal. Tampoco se recomiendan las paños con alcohol, ni los baños con agua fría. Se pueden colocar compresas de agua tibia.
“Si tiene fiebre, mejor no darle nada hasta que el pediatra lo vea”.
Existe la creencia de que, si damos un antitérmico al niño antes de acudir a la consulta, este “enmascarará” la infección, y el pediatra no podrá ver nada.
¡Esto no es así! Si tu hijo está con fiebre y tiene malestar, puedes darle un antitérmico antes de traerlo. Esto no ocultará el foco de la infección y el pediatra podrá explorarlo sin ningún problema.
“Para prevenir la fiebre por la aplicación de una vacuna, lo mejor es dar un antitérmico antes de la vacuna”
¡No es así! Está demostrado que dar un antitérmico de forma preventiva no sirve para evitar que el niño tenga una reacción febril debida a las vacunas. En caso de que el niño presente fiebre y malestar una vez puesta la vacuna, sí estaría indicado dar el antitérmico.