Si durante el parto no te sientes relajada, la adrenalina puede tomar las riendas y decidir que ese momento no es bueno para dar a luz. Si te sientes relajada, la oxitocina hará su papel.
Las hormonas juegan un papel fundamental durante todo el proceso del parto. De ellas depende que el parto se desarrolle de una forma espontánea o, por el contrario, vaya más lento e incluso se detenga. Y, te preguntarás, ¿por qué?
Pues bien, las dos protagonistas de esta encrucijada son la oxitocina y la adrenalina, dos hormonas súper importantes y, a la vez, opuestas.
Oxitocina: la protagonista en el parto
La oxitocina, la hormona del amor, es la encargada de que se produzca el parto, se inicie la lactancia o sintamos bienestar. Su nombre procede del griego y significa “parto rápido”.
Se forma en el cerebro y pasa a la sangre hasta llegar a las células del útero y de las mamas.
Durante el parto, ¡es nuestra gran aliada! Provoca las contracciones uterinas ayudando a que empiece el parto y dilatemos. Además, tras la salida del bebé, ayuda a que se desprenda la placenta, se contraiga el útero y no sangremos en exceso.
En las mamas, hace que se produzca el reflejo de eyección, favoreciendo el inicio y el mantenimiento de la lactancia materna.
¿Cómo influye la adrenalina en el momento de dar a luz?
La adrenalina, la hormona de la alerta, es la responsable de preparar a nuestro cuerpo para la huida. Para ello, aumenta ante el peligro, haciendo que se dispare nuestra frecuencia cardiaca, contrayendo los vasos sanguíneos y dilatando las vías respiratorias. ¡Todo lo necesario para salir corriendo!
Y, ¿qué tiene que ver todo esto con el parto?
¡Mucho! Los niveles de oxitocina en sangre caen en una proporción directa cuando suben los niveles de adrenalina y viceversa. Por eso, durante el parto, necesitáis un ambiente seguro y relajado, para así favorecer la producción natural de oxitocina.
Si te sientes insegura o en peligro, la adrenalina tomará las riendas y tu cuerpo interpretará que parir en ese momento no es lo ideal.
Te aconsejamos que el ambiente que elijas para tu parto sea seguro y tranquilo. Conocer antes el entorno puede ayudarte a que lo reconozcas y te da la sensación de estar en un sitio familiar. Los cursos previos de psicoprofilaxis del parto, yoga prenatal, etc., te ayudarán a controlar tus emociones y a relajarse más fácilmente. También, estar acompañadas de una persona de confianza, ayudará a que te encuentres en paz y la oxitocina se libere con más facilidad.